viernes, 28 de noviembre de 2008

El gran dictador


Lo siento.
Pero yo no quiero ser emperador. Lo siento, ese no es mi oficio. No quiero gobernar, no quiero conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible, judios o cristianos, negros o blacos. Tenemos que ayudarnos unos a otros. Los seres humanos somos asi: queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados; no queremos odiar o despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos. La madre tierra es grande y puede alimentar a todos los seres.
El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido, la codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado a la miseria y las matanzas.
Hemos progresado muy deprisa pero nos hemos encarcelado nosotros. El mecanismo que crea la abundancia nos deja en la necesidad; nuestro conocimiento nos ha hecho cinicos, nuestra inteligencia duros y secos, pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos humanidad, más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y las radios(mensajes) nos harán sentir mas cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos nos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos une a todos.
Ahora mismo mi voz podria llegar a millones de seres en todo el mundo, a millones de hombres desesperados, a mujeres y niños victimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gente inocente.
Los que puedan oírme, les digo, no desesperen, la desdicha que padecemos no es mas que la pasajera codicia y la amargura de un hombre que solo quiere seguir el camino del progreso humano. El odio del hombre pasará y caerán los dictadores y el poder que le quitaron al pueblo, se le reintegrará al pueblo y así mientras el hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados, no brinden a esos hombres que en realidad nos desprecian, nos esclavizan, reglamentan nuestras vidas y nos dicen que tenemos qué hacer, qué pensar y qué sentir, nos barren el cerebro y nos tratan como ganado y como a carne de cañon.
No nos entreguen a esos individuos inhumanos, hombres maquina, con cerebros y corazon de maquinas. Nosotros no somos maquinas, no somos ganado. Somos hombres, llevamos el amor de la humanidad en nuestros corazones, no el odio. Solo los que no saben amar, odian, los que no aman y los inhumanos.
Soldados, no luchen por la esclavitud, sino por la libertad.
En el capitulo 17 de san lucas se lee: el reino de dios esta dentro del hombre, no de un hombre, ni en un grupo de hombres; en nosotros, nosotros el pueblo tenemos el poder, el poder de crear maquinas, el poder de crear felicidad, nosotros el pueblo tenemos el poder de hacer esta vida libre y hermosa, de convertirla en una maravillosa aventura.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos, luchemos por un mundo nuevo, digno y noble, que garantice al hombre trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad y tranquilidad.
Con la promesa de estas cosas las fieras alcanzaron el poder.............pero mintieron, nunca cumplieron y nunca cumplirán. Los dictadores son libres, solo ellos, pero esclavizan al pueblo.
Luchemos nosotros para hacer realidad lo prometido.
Todos a luchar para liberar al mundo, para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón, un mundo donde la ciencia y el progreso nos conduzca a todos a la felicidad.
Soldados, en nombre de la democracia, abandonen sus armas, debemos unirnos todos.

texto de la película El gran dictador

Directeur (M.E.) imprimió muchisisimas copias para regalar en el estreno de Radiomensajes

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